Todas las células que conforman nuestro organismo están sujetas a unas leyes que permiten su regeneración. Es decir, que las que mueran den paso a otras que las sustituyan. Esto varía de unos tejidos a otros. Desde la células que conforman nuestra piel que se regeneran muy rápidamente (se dice que cada………. cambiamos enteramente las células de nuestra piel). Por otra parte vemos que otros tejidos no se regeneran con tanta velocidad como son los que constituyen nuestros órganos, pues están formados por células mucho mas especializadas (como el hígado, sistema digestivo). Cosa aparte son las células de nuestro sistema nervioso que se afirma que no se regeneran nunca
Este hecho es de gran relevancia hoy en día pues pone en tela de juicio las células madre, los factores de crecimiento y todo lo relativo a la ética de la utilización de tejidos embrionarios.
Si sufrimos una lesión de índole degenerativa tendría su solución si se acelerara su replicación celular o la implantación de células jóvenes que podría suplir el tejido dañado y así resolver el problema.
Estamos hablando de Medicina regenerativa.
A lo largo de la historia se han utilizado muchas sustancias a que se les ha denominado inductores de la multiplicación celular. Vamos que aumentan la velocidad de crecimiento en zonas donde haya habido una destrucción o una degeneración de tejidos.
Uno de ellos es el ozono, aunque no es el único.
En 1986 se descubrieron ciertas proteínas que son sustancias que segrega el mismo organismo y a las que se les denominó factores de crecimiento, que como su nombre indica aumenta el poder de replicación de las células allí donde se aplique. Digamos que actúan como las hormonas de crecimiento, pero a nivel local.
Todas las células del organismo pueden producir estos factores de crecimiento, pero en especial lo contienen los plaquetas que circulan por el torrente sanguíneo y que no solo se encargan de “taponar” las posibles hemorragias, formando el trombo de urgencia o blanco, sino que también contienen dichos factores de crecimiento para poder acelerar la cicatrización
El caso que presentamos es el de un joven de 37 años, que tras ver su radiografía apreciamos una gran fisura de una fractura que no cerró tras un accidente de moto.
Dicha línea de fractura no solo afecta a la cabeza del fémur, sino que continúa al hueco o acetábulo donde “encaja” la misma cabeza del fémur. Esto le causaba dolor a nivel de la ingle, así como inestabilidad para su pelvis, que le impedía hacer movimientos simples como caminar, bajar del coche… etc
El paciente, había sido visto por su Traumatólogo, el cual le había sentenciado con la colocación de la prótesis sustitutiva como única solución.
El tratamiento que le aplicamos fue la infiltración intra-articular de su Plasma Rico en Plaquetas (extraído de su propia sangre) sometido a una ozonización.
La mejoría no se hizo esperar más de una o dos sesiones. El paciente revelaba que ciertas actitudes posturales ya no le eran molestas.
En total se le hicieron seis, espaciadas cada quince días. Y el resultado de la mejoría la podemos ver en imagen radiológica que se practicó después de tres meses de evolución.
Durante este tiempo tomó ciertos nutrientes de índole homeopática (Homeosor Tri-Calcarea, Silícea, Lycopodium).
Podemos observar en las ultimas imágenes que la línea de fractura está cerrada (quizás falte alguna que otra sesión) y con ello podríamos casi asegurar que no necesitará la colocación de prótesis.