Doctor Jose Faus

La enfermedad y el tiempo

Somos conscientes del tiempo de nuestras vidas cuando nos encontramos con alguien enfermo grave de nuestra misma edad. Reflexionamos y cuestionamos cuanto nos queda por vivir, pues vamos entrando en esa recta final de nuestra existencia.

Sí. Cuando éramos adolescentes no teníamos miedo a nada. Nos enfrentábamos a lo que fuera, no éramos muy consciente del tiempo y aceptábamos retos con riesgo, ya fuera en el deporte, en el sexo, en los estudios. Etc. Sin embargo, cuando sobrepasamos los cincuenta años
Comenzamos a estar atemorizados y hablamos más de la cuenta de nuestras enfermedades, nos quejamos más de todo lo que nos rodea (de los vecinos, de los políticos). Paradójicamente, nos afecta más todo aquello a pesar de tener más experiencia adquirida con los años.
Nos atemoriza la llegada de la enfermedad y la muerte.
Como dice un amigo mío: … Jose … «Cada vez hay menos delante». «Cuídate». Salud!!!. Frases que se repiten mucho, cada vez que nos despedimos de alguien. Como si ésta fuera a ser la última.
La vida, está claro, tiende en todas sus formas a una entropía inexorable y difícil de detener. Todo tiende a su fin. ¡Que todos nos tenemos que morir, vaya!
Cada etapa de nuestras vidas la marcan buenas y malas noticias. Pasados los 50 años, la balanza parece que se inclina hacia las segundas. Y así va en proporción, aumentando con los años.
Mi condición de médico me convierte en «confesor» de los amigos
, que como yo, han entrado en la senda espinosa de sufrir una enfermedad, ya sea una arritmia, un cáncer o cualquier otra maléfica enfermedad de la que es difícil de salir con el tratamiento establecido.
Así son las cosas. ¡Se acabó lo que se daba! Hay que acatar las órdenes de Kronos, el dios del tiempo.
Hasta ahora teníamos olvidado nuestra «fecha de caducidad». La cual olvidábamos cuando éramos jóvenes. Nos reíamos de todo, nos creíamos inmortales buscando riesgos jugando y arriesgándonos y hacíamos locuras como el juego, el alcohol o el sexo, etc.
Hoy la señora de la guadaña nos tiene a todos atemorizados; todos estamos cara a la pared con miedo a morir. Miedo que nos obliga pertenecen a la liga de los fieles bebedores del «alcohol free», la comida sana, y el pitillo o «echar una calada» ya no forma parte de nuestras tertulias, ya no marca nuestros momentos de ocio y jolgorio.
«Bendita juventud».»Divino tesoro». Se dice.
Ahora el tema de la Salud pasa a posicionarse donde siempre estuvo: en primer lugar «Salud, dinero y Amor».
¿Qué hacer?… ¡Hay que hacer algo!
Buscamos, pues, todos los consejos que oímos de como detener la inevitable tendencia a envejecer, así como retrasar la aparición de alguna enfermedad. Es por ello que comemos sano, nos apuntamos al gimnasio o simplemente nos apuntamos a caminar por sendas, rutas del «colesterol» o para «rebajar el azúcar». Incluso algunos hacen pinitos con el yoga o la meditación trascendental con tal de mantenerse en forma y así retrasar el final de nuestras vidas.
En fin, hay miedo en nuestro cuerpo cuando los achaques hacen acto de presencia. Estamos bajo la interrogante del cuándo, del cómo, pero el «por qué» nunca lo sabremos, mas bien lo elucubraremos, cuando ya sea demasiado tarde…»fumaba mucho»…»bebía demasiado»… Ya había tenido algún que otro «aviso» etc.
Soy un buscador acérrimo de los «porqués» en lo que se refiere a la aparición de la enfermedad y sin caer en creencias subjetivas podría afirmar que las enfermedades se deben a algo. Vamos, que tienen siempre un «por qué»
Se dice que aunque el destino de cada uno está escrito, podemos redirigirlo, en parte, por aquello del libre albedrío. ¡Está claro que si uno abusa del alcohol, fuma como un carretero, tarde o temprano pillara un infarto… o cáncer…! Pero ¡y quien no ha fumado, ni bebido en su vida, y también se ha visto en el mismo «enfangue» o situación patológica.!!
La Biodescodificación, es una disciplina aún en mantillas y trata de descifrar y relacionar las enfermedades con el carácter y actitud del paciente que tarde o temprano la sufrirá. Relaciona las enfermedades así como los órganos de nuestro cuerpo con situaciones y actitudes que el paciente ha adquirido a lo largo de su vida. Y no me refiero solo a los hábitos o mala higiene que haya adoptado, sino a las emociones y actitudes mentales vividas frente a situaciones que la vida le haya presentado y no hayan tenido una adecuada resolución……… como por ejemplo non haber superado la muerte de seres queridos, haber sufrido infravaloración y desprecio en su trabajo, también deseos no cumplidos, desamores… y un largo etcétera en donde no hayamos podido conseguir nuestros objetivos o no hayamos podido superar el «bache» generando así en nuestro inconsciente el entuerto de la enfermedad.
Desde la antigüedad la Medicina ya relaciono la bilis con la cólera y la rabia. El corazón con los sentimientos. El intestino con el poder y el territorio. El Hígado con el respeto y la jerarquía. Así que todos los conflictos relacionados con ello nos indicaran la dirección de la enfermedad
La Biodescodificacion, así llamada por psicólogos de prestigio (Fletcher, Salomón, Corbera…) trata de porque una mujer genera cáncer de pecho, cuando hay un conflicto con los hijos-as (Leche=maternidad) o como uno contrae cáncer de próstata (próstata=sexualidad), y así podríamos relacionar las enfermedades con la emoción sufrida.
En la actualidad la Medicina oficial no considera esencial estos hechos y continua en su empeño en invertir grandes cantidades de dinero en la investigación de las enfermedades graves, así como las llamadas «raras»
Para los homeópatas tenemos entre los síntoma primordiales a considerarn los «Trastornos por» «……ya sea «decepcion», «fustracion», «desamor»….»indignacion»…. etc
Se debería considerar lo que sentimos ante situaciones que marcaron nuestras vidas, ante obstáculos que no pudimos superar
Si los sicólogos son los primeros en auxiliar ante una catástrofe o a superar un «duelo» también podrían aconsejar de los peligros que corremos al mantener una emoción largo tiempo y así prevenir y fortalecernos con ciertos consejos de índole emocional. La solución está en nosotros mismos y no en la investigación para conseguir la «pastilla» que nos libre de todo mal
Volviendo a lo que hablábamos al principio, el mismo hecho de salir a pasear, hacer senderismo, encontrar conversaciones y amistades como una prevención contra posibles patologías, deberíamos empezar mucho antes de los cincuenta a poner en práctica nuestra buena disposición emocional y evitar cualquier atisbo de situaciones, amistades que nos provoquen «mal rollo».

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