Jesucristo dijo: “Por sus hechos los conoceréis” y el refrán popular dice “hechos son amores y no buenas razones”
Empezando este escrito de esta manera quisiera dar a entender que la Homeopatía es una disciplina médica válida y efectiva. Se basa en experimentaciones hechas de antemano en personas sanas y tiene unas reglas en su praxis fruto de la experiencia. Tan solo hay que saber aplicarla correctamente para conseguir “hechos saludables beneficiosos”.
Bajo mi entender no hace falta demostrar “científicamente” si es o no válida para el tratamiento de la enfermedad. Se trata de conseguir entender su mecanismo de acción y saberla llevar a la práctica de la forma que nos enseñaron nuestros maestros que se basaron en el razonamiento lógico y tras corregir los errores día a día, consiguieron el preciado tesoro de la ciencia que se llama “salud”.
No todos los enfermos requieren el mismo tratamiento para la misma enfermedad como lo hacen los médicos “oficiales” entre otras cosas porque, aunque seamos todos “humanos”, no somos iguales a la hora de desarrollar una enfermedad. Uno de los pilares de esta maravillosa medicina es la práctica de la individualidad.
A lo largo de la historia de la Medicina, hubo médicos que se encargaron de clasificar a cada paciente en una constitución, un temperamento; tal vez para que recibieran un trato diferente a la hora de aplicarle un tratamiento, pero todo se quedó en un intento y hoy se estudia en las Facultades de Medicina como una mera curiosidad. Aquello de decir que el paciente es pícnico, atlético o leptosómico, dismórfico, etc… Creo que solo lo nombran las aseguradoras para redactar sus informes ante un seguro de vida.
En Homeopatía sí que atendemos esto y con mucha más profundidad, convertimos el estudio de cada paciente en un retrato de su forma de reaccionar ante todos los estímulos externos e internos (emocionales), teniendo en cuenta al mismo tiempo la predisposición hereditaria y la fortaleza de su sistema de defensa o inmune. Solo así podremos concluir un tratamiento individualizado y perfecto para encontrar su tratamiento homeopático “personalizado” y basado en la similitud.
Digamos que estamos en la misma línea que la medicina científica, solo que indagamos mas en peculiaridades que presenta el enfermo; cosa que no hace el resto de los otros médicos “científicos” que saben lo que hacer cuando ya han visto a través de las pruebas de imagen (RX, RMN…) u otros análisis exhaustivos, dando por concluida su función emitiendo una prescripción que si bien mejora el sufrimiento deja al organismo en un caos del que será difícil salir pues interrumpe la dirección de la fuerza curativa que todos llevamos desde el mismo momento que nacemos.
“Una vez sepamos lo que tiene aplicaremos el tratamiento pertinente”-Dirá el especialista de alguna parte del cuerpo. Pero lo que nunca sabrá que este tratamiento “tapó” unos síntomas y la enfermedad se manifestará en otra parte del cuerpo que atenderá otro especialista, perdiendo así toda conexión y entendimiento de las reacciones fisiopatologías del organismo.
“Quien sabe Medicina y solo Medicina, no sabe ni siquiera Medicina”, reza un escrito en el Aula Magna Facultad de Medicina de Sevilla. Este aforismo es del Dr. Lezaeta
Un paciente no es una úlcera, unas varices, un cáncer, etc…
Un paciente es ante todo un ser humano, dotado con una herencia predispuesta a enfermedades sufridas por sus ancestros (padres, abuelos…). También es una mente dotada de más o menos raciocinio y de una sensibilidad que le afectará más o menos después de sufrir alguna que otra situación conflictiva en su vida. No podemos dejar de lado todas estas facultades que van a influir en el desarrollo de cualquier dolencia que le haga sufrir. Para entender esto hace falta algo más que conocimientos de anatomía. Hay que conocer Sicología, climatología, Sociología… Hasta Teología.
Pues bien, el médico Homeópata tan solo es un buscador de percepciones, sentimientos, tipos de dolor… todo lo que “retrate” de una forma peculiar a la persona enferma con el fin de conseguir una completa visión de cómo sufre individualmente y así tratarlo en consecuencia para recuperar de nuevo la salud .
Todo este análisis o repertorizacion (como lo llamamos nosotros), nace de una entrevista homeopática en la que no hay razonamientos, no hay búsqueda de explicaciones fisiológicas, sociales, religiosas, ni políticas. Tan solo síntomas y signos que no se juzgan, tan solo se apuntan, se jerarquizan, y tras un amplio análisis se selección de medicamentos similares se llega al remedio homeopático certero… que estimulará al mecanismo de defensa para que refuerce su capacidad de «autocurarse» y alejarse del camino que le condujo a la enfermedad.
Los Homeópatas y los Alópatas no estamos tan lejos. Ambos buscamos el alivio de nuestros pacientes, pero mientras los primeros buscan al culpable de haber provocado los sufrimientos, los homeópatas tratamos de “retratar cronológicamente” y comprender la esencia humana que es capaz de provocarse asimisma la enfermedad, cuando se perdió el equilibrio u “homeostasis”. Mientras se sigue pensando que el causante de la enfermedad sea un germen, un virus, una alteración genética etc; el objetivo ser destruir ese agente causal. En cambio el homeópata trata de reforzar su propio mecanismo de defensa y hacerlo fuerte para que pueda superar su dolencia, si la mas mínima agresividad.
Ante estos tratamientos «agresivos» (antibióticos, cortisónicos, quimioterápicos…etc) solo se consigue dificultar el pronóstico, pues se generan nuevas enfermedades “raras” que a su vez recibirán otros tratamientos enmarañando y dificultando aun mas la vuelta a la normalidad, que se llama salud y bienestar.
Hoy por hoy la homeopatía es la única Medicina «humana» que puede conseguir una salida de la enfermedad “efectiva” y “duradera”. No podemos decir rápida y suave, pues asistimos pacientes super intoxicados y debilitados por los tratamientos tradicionales administrados por la Medicina alopática.
Muchos pacientes que acuden a las consultas homeopáticas se desesperan pues no consiguen el efecto milagroso en poco tiempo, como cuando les prescribían potentes antiinflamatorios, analgésicos o antibióticos. Hay que dar un poco de tiempo para que la habilidad del Homeópata consiga el remedio adecuado aunque el organismo enfermo tenga que pasar por “penitencias” como son las agravaciones momentáneas, limpiezas corporales (erupciones, desintoxicaciones por orina…) que será la mejor manera de hacernos entender que estamos en el camino correcto, aunque ésto no pueda ser entendido del todo por el propio paciente.